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sábado, 13 de noviembre de 2010

A quiénes sigue Cristina en Twitter




Por razones obvias, el activo twitteo de la Presidenta se llamó a silencio. Pero como ya volverá a usar esa vía para comunicarse, vale echar un vistazo ya no a lo que escribe, sino a quienes ella sigue: un selecto grupo de apenas 27 individuos que por ahora son aquellos a los que a Cristina le interesa saber qué dicen.


Seis de ellos son presidentes y precisamente lo único que ha hecho Cristina en Twitter desde la trágica desaparición de su esposo fue incorporar a la flamante presidenta electa de Brasil, Dilma Rouseff. Por cuestiones de género, se descuenta, tiene también a la costarricense Laura Chinchilla, y por razones de idioma no cuenta con Angela Merkel. Sí están Rafael Correa (Ecuador), Felipe Calderón (México), Sebastián Piñera (Chile) y, obvio, Hugo Chávez Frías (Venezuela).


Cuatro funcionarios aparecen en su cuenta: Diego Bossio, Roberto Feletti, Jorge Coscia y Juan Manuel Abal Medina, y una ex legisladora con la que evidentemente cosechó una buena relación, Patricia Vaca Narvaja, la única embajadora de sus registros.


Los únicos medios a los que sigue Cristina Fernández son la TV Pública y TeleSur; en tanto que el único gobernador elegido en su nómina es Daniel Scioli. Seis ministros de su gabinete: Nilda Garré, Amado Boudou, Florencio Randazzo, Julio Alak, y por supuesto Héctor Timerman y Aníbal Fernández, el primer twittero al que incorporó a su lista, por lo que se descuenta que fue el jefe de Gabinete quien la incorporó en este mundo. El sindicalista Julio Piumato está también en su nómina, por lo que se entiende que sea uno de los twitteros más activos -y desbocados- de la red.


¿Y cuántos legisladores aparecen en la agenda de Cristina? Sólo seis. Dos diputados, Jorge Rivas y Agustín Rossi, y los senadores Daniel Filmus, Eric Calcagno, Nicolás Fernández y Miguel Angel Pichetto, el primer legislador incorporado por la Presidenta a su nómina.

viernes, 12 de noviembre de 2010

CFK reclamó políticas contra paraísos fiscales y flujos especulativos


Al participar de las reuniones plenarias que se desarrollaron hoy en Seúl, durante la jornada final de la Cumbre del G-20, Cristina recibió las condolencias por el fallecimiento del ex presidente Néstor Kirchner.

No obstante, el documento final de la Cumbre resultó un fracaso para las políticas que pretendió impulsar el presidente estadounidense Barack Obama, ya que el documento final no figuran las propuestas impulsadas por ese país de establecer bandas de cuenta corriente y la cuestión de las subvaluaciones competitivas.

Este último punto fue tomado como un éxito del presidente chino, Hu Jintao, ya que el reclamo de Washington tiene por principal destinatario a la moneda del país asiático, el yuan.

La jornada final de la Cumbre, que comenzó formalmente durante la víspera, contó con cuatro sesiones plenarias en las que se abordaron cuestiones especificas como finanzas, infraestructura, comercio, regulaciones corporativas, entre otras.

En las sesiones plenarias la Presidenta estuvo acompañada por el ministro de Economía, Amado Boudou; el embajador Alfredo Chiaradía -quien oficia de "sherpa"-, y el canciller Timerman.

Al finalizar la cumbre, durante un encuentro mantenido con la prensa argentina, Boudou y Chiaradía comentaron que uno de los puntos sobre los que más enfatizó la Presidenta durante su exposición en el foro fue la necesidad de consensuar políticas concretas a nivel internacional contra los paraísos fiscales y fijar mayores controles al flujo de capitales especulativos, que afectan esencialmente a las economías emergentes.

Sobre los paraísos fiscales, la Presidenta dijo que hasta ahora en el G-20 sólo "se enunció el problema, pero no hubo acciones concretas", en tanto que instó a sus pares a trabajar en conjunto y evitar que "afloren tensiones coyunturales" que alteren el trabajo que se viene realizando desde fines de 2008 a la fecha.

Además de destacar la necesidad de promover el empleo, la primera mandataria volvió a resaltar la importancia de que las finanzas tenga como principal destino la "economía real".

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Debate por el Presupuesto 2011 en Diputados


Clarín, TN y sus replicadores mienten una vez más al pueblo argentino anunciando en sus pantallas que la Presidenta de la Nación impidió un acuerdo parlamentario para el tratamiento del presupuesto 2011, una vez más como otras tantas ficcionando sobre diálogos presidenciales que les acercan fuentes incomprobables. La tergiversación y la llana desinformación de las publicaciones del gran diario argentino son moneda corriente, pero la responsabilidad de permitirle a la Presidenta de la Nación ejecutar su plan de gobierno, recae sobre los legisladores nacionales.

Es hecho inédito desde el regreso de la democracia que se intente imponer al Poder Ejecutivo un presupuesto opositor. No existen precedentes de un intento de tal naturaleza ni para Raúl Alfonsín - aún encontrándose en minoría legisativa -, ni para Carlos Menem -cuyos presupuestos eran aprobados a libro cerrado - ni para Fernando De La Rua - cuyas políticas económicas remataron en la monumental crisis del 2001.

Es responsabilidad de la oposición el control de las cuentas públicas, exhaustivo y estricto, pero no le corresponde el diseño del plan de gobierno del poder ejecutivo.

Declaraciones del Jefe de Bloque del FPV

martes, 2 de noviembre de 2010

Un puente entre la CGT y la UIA


Por Tomás Lukin

Dentro de dos semanas la CGT y la Unión Industrial reactivarán el diálogo institucional bilateral. La iniciativa surgió luego del acercamiento entre el presidente de la UIA, Héctor Méndez, y el secretario general de la central sindical, Hugo Moyano. Mientras tanto, el proyecto de distribución de ganancias empresarias entre los trabajadores del diputado Héctor Recalde (FpV) continuará su recorrido legislativo. La reunión en la Cámara de Diputados con la plana mayor de la UIA para analizar esa iniciativa estaba programada para hoy, pero luego de la muerte del ex presidente Néstor Kirchner los empresarios pidieron postergarla. Recalde confirmó ayer que la nueva fecha para la exposición del presidente de la UIA es el 16 de noviembre, cuando también expondrán sus posiciones la CGT y la CTA.

Sin embargo, el debate de la iniciativa comenzará el próximo martes. Para entonces están citados al Congreso los titulares de cámaras empresarias como Amcham, Came, Confederación General Empresaria o Federación Agraria, así como distintos especialistas en la materia. “Citamos a quienes no pidieron la postergación del debate. A todos los empresarios menos los que están en el Grupo de los 6, 7 u 8”, sostuvo Recalde en referencia a los representantes de las principales entidades empresarias –en los ’80 eran G-8, después G-7 y ahora G-6–, que a mediados de octubre decidieron faltar a la cita y pidieron postergar el encuentro que había sido reprogramado para hoy.

Las sesiones legislativas concluyen a fin de noviembre, por eso Recalde recordó que “este año no se iba a tratar el proyecto, yo dije desde el principio que, de aprobarse el año que viene, recién regiría en 2012 porque se toma el año fiscal, y que seguramente de convertirse en ley tendría variaciones porque uno buscaba el acuerdo y el consenso”. Desde que se difundió la iniciativa, el establishment empresario expresó su rechazo sistemático a la medida. Según estimaciones realizadas por el economista del Cemop, Andrés Asiain, si el proyecto hubiera estado vigente en un año de elevada rentabilidad empresaria como fue 2008, la participación del 10 por ciento de las ganancias no reinvertidas por las compañías hubiera significado a los asalariados en empresas de más de 300 trabajadores un aguinaldo adicional.

Con la coma

Por Eduardo Aliverti

Dolor y festejo, salvo alguna excepción, vienen a ser como antónimos perfectos. Pero no es tan obvio que tampoco son iguales la consternación y el dolor, aunque suenen parecidos. A estos dos últimos términos volvió a usárselos casi como sinónimos. Y la diferencia entre uno y otro, más allá de precisiones semánticas, es muy importante para juzgar una de las reacciones, tal vez inesperada, ante el impacto que produce el muerto.

El dolor es patrimonio de los que sienten que con este modelo recuperaron, ante todo, antes que absolutamente nada, la posibilidad de creer en la política como un instrumento que puede servir para mejorarnos la vida, y no siempre para jodérnosla. Que hay dirigentes políticos que no viven para cagar al pueblo. Cabe interrogarse por la influencia que habrá tenido, en esta notable muestra masiva de dolor, el hecho de que Kirchner no haya parado un segundo a pesar de su salud debilitada. Todos los que, en público, le pedían que frenara, le exigían en verdad que dejara de confrontar. Porque si lo hacía, podían recortar aquello en que los afectaba. Mucho o poco, los jodía que Kirchner no parara. El tipo, como cualquiera, andaba sin detenerse por una pulsión vivencial. Vaya uno a saber cuánto de consciente era en torno de que, si no regulaba la máquina, la muerte próxima sería inevitable, o al menos una probabilidad. Pero, ¿a cambio de qué parar la máquina? ¿De dejar de ser? ¿De pasar por la vida, en vez de vivirla como a él le gustaba? La primera impresión e incluso bastante después ante la noticia de su deceso, coincidamos, fue incredulidad. ¿Por qué, si se conocía que estaba mal? Porque al líder, al referente, al conductor, en primer término no se lo imagina muerto y, después y por eso mismo, no se quiere que se detenga. Y si cumple con eso, con lo que se quiere de él, al cabo no interesa si dio la vida por su pueblo o por él mismo. Lo que importa es lo que uno quiere imaginar que hizo. Pero para eso, pequeño detalle, debe haber pasado que lo que hizo benefició a mucha gente, porque de lo contrario esa gente ni siquiera se toma el trabajo de imaginar nada. Es eso de que la memoria no consiste en lo que pasó, sino en lo que se construye de lo ocurrido. Y se construye por la necesidad de creer; que en política, para el caso, significa creer que esa necesidad fue satisfecha en buena medida. ¿A qué salió a la calle y fue a la Rosada, dolorida pero efervescente, semejante multitud? ¿A qué, nutrida por tanta gente humilde, y tantos pendejos golpeándose el corazón y surgidos desde lo que se creía la nada misma dejada por el menemato, y tanto oficinista que gana dos mangos y hasta una izquierda que sin venir del palo estaba segura de que debía estar ahí? ¿A qué, que no sea que además de lo habido hay un por haber sólo canalizable en la realidad de agarrarse de este piso? El festejo es más detectable aun. Festejan la Rural, los grandes medios, Carrió, el Episcopado, Duhalde, los genocidas, tanto ganso que llama a las radios, variados factores de poder, fachos de la clase mierda, etcéteras. Esos también son pulsión primaria en su festejo, porque, a poco que se detengan en examinar, se murió la figura que les concentraba el odio y el discurso único. Y entonces tienen dos problemas: de dónde diablos salió toda esta gente emocionada; y cómo se hace para seguir bardeando a una mujer sospechosa de no retroceder, pero encima con imagen, real o construida, de sola contra todos. Es decir: contra todos ellos. Y con tanto pibe que la banca.

Finalmente, la consternación. El “¿y ahora?”, que se escuchó por tantas vías. Hay lo especulativo de quienes tienen intereses concretos. Kirchner, quedó dicho, era el gran ordenador de la oposición, en todas sus vertientes. Su iracundia, sus provocaciones, si se quiere sus excesos, amalgamaban a la contra porque fue él, Kirchner, quien instituyó esa suerte de “péguenme, cuanto más, mejor, porque me hacen más fuerte”. Si Cristina era y es la jefa de Estado, él era, sin la más mínima duda, el jefe político. El era el barro. Era la tensión con el sindicalismo pesado, el que maniobraba con los barones mafiosos del Gran Buenos Aires, el que operaba, el ministro de Economía, el que les ponía los puntos a los generales y coroneles del establishment. En la división de tareas de la férrea sociedad política del matrimonio, la fortaleza Cristina se ocupaba de bajar las grandes líneas discursivas con una oratoria impactante. Pero el barro era él, y ahora hay que ver quién lo cubre: no necesariamente porque ella no sabría cómo hacerlo, sino porque no puede, ni debe, atender todos los frentes. De modo que el Poder –una parte del Poder– se quedó momentáneamente sin el gran interlocutor con quien trabarse en combate. Y con la mujer, esa mujer, erigida en amazona solitaria. La cosa es que tal idea de desamparo no cruza solamente al nivel dirigencial opositor. Alcanza también a los que, consternados pero desde la planicie, pasaron a preguntarse quién ordena la mugre de aquí en más. Mal o bien, lo hacía Kirchner y, tanto que lo putearon los incontinentes del “dónde iremos a parar”, resulta que él garantizaba la “gobernabilidad” desde el fango. El enorme desafío de Cristina es encontrar el reemplazo de esa administración del lodo, porque con todo no va a poder. Y acaban de debutar, consternados, ante la muerte, los dudosos de si esto no será aunque sea lo menos malo frente a la impresentabilidad de la oposición.

Si es por interrogantes y ante la impresionante manifestación popular frente al muerto, algunos deberían preguntarse por qué no habrán cumplido su farsesca palabra de retirarse para siempre de la política. Algunos deberían preguntarse por toda la militancia que les falta, antes de siquiera soñar que el pueblo llorará por ellos. Algunos deberían preguntarse si acaso no es hora de sumar con honestidad ideológica a la espectacularidad de la política real, y no a la política de la espectacularidad. Algunos deberían preguntarse si no es mejor no dejar un solo resquicio más, para liquidar la sospecha de que pueden ser la gran candidatura blanca. Algunos deberían preguntarse si no les queda algún rincón para la incertidumbre, cuando resulta que ante el muerto rindió homenaje tanto mundo del mundo del que según los grandes medios estábamos aislados. Algunos deberían preguntarse si les conviene persistir en su presentación como única salida posible y revolucionaria, al comprobar que tantos pibes movilizados prefieren militar y conmoverse con otra esperanza. Los momentos dramáticos sirven para medir la capacidad de no quedar en el lado equivocado.

Casi ayer, hace menos de diez años, esta sociedad salía a la calle con aquella clamorosa exigencia de que se fueran todos. Todos. Que no quedara ni uno solo. Hoy, mucha de esa misma sociedad volvió a las calles a llorar que se fue un político en plena actividad. Y a darle fuerza a una Presidenta. Se piense como se piense acerca de este Gobierno, nadie puede rebatir seriamente que el salto entre una y otra situación supone una mejora general de expectativas populares.

“Estoy azorada”, decía el viernes una oyente radiofónica. “Hasta el miércoles estábamos todos de acuerdo en que la inflación es un desastre, y en que ya no damos más con la inseguridad, y en que había que cuidarse hasta en el censo. Y resulta que ahora salen esta multitud y todos estos pibes a defender al Gobierno.” Ese mensaje, seguramente, es representativo de los tantos que acaban de descubrir que el país de Clarín & Cía. no es el único.

Chau, Kirchner. Pero chau así, únicamente con coma. Porque sin coma es de los miserables que estaban apurados por que te murieras. Sin coma es de esa gente que debe estar cayendo en la cuenta de que está en problemas, vista toda la otra gente que salió y dijo lo que dijo: ni un paso atrás.