Por Alejandro Maldonado
La minería a cielo abierto es una
nueva forma de explotación de recursos minerales no renovables, que tiene una
altísima rentabilidad, sobre todo en la última década, cuyos beneficios
difícilmente sean comprobables en la población cercana a las minas. Si a esto
le sumamos las numerosas denuncias por
contaminación que las organizaciones ambientalistas formulan sobre la
actividad, hace necesario un debate profundo, teniendo en cuenta siempre el
interés del ciudadano de a pie, para no caer en posiciones extremistas.
Entre la postura de las empresas
multinacionales, cuya única motivación es el dinero, y la de los ambientalistas
extremos que plantean que no hay forma de extraer minerales sin contaminar el
entorno, hay, seguramente, un abanico de posibilidades entre las cuales se
encuentra la ideal. Para descubrirla es necesario echar luz sobre sombra,
sombra provocada por la falta de información. La cosa se pone aún más difícil
si quienes tienen esa responsabilidad, la de informar, no cumplen con su parte.
La represión en Catamarca merece el
repudio de toda la sociedad. Cuando existe un conflicto en la sociedad, éste
debe ser atendido por la política, no por la policía, creemos que así también
lo entiende el gobierno nacional, no podemos dejar que intereses ajenos a la
población alimenten el conflicto utilizando la mentira y el engaño.
La protesta ambientalista en Tinogasta fue aprovechada impunemente por los medios
opositores. Es inocultable que hay un problema en Catamarca, las protestas
contra la minera se vienen haciendo desde enero, pero nunca habían llegado a
convertirse en actos de violencia. Pero si un periodista dice que los camiones
que pasaban por esa ruta llevan cianuro
y que los perros de la policía muerden
aunque tengan bozales, el relato se dramatiza y la violencia se hace presente.
Los medios de comunicación masiva no
muestran la realidad tal como es. Es sabido que lo que se dice y lo que se
muestra es seleccionado, recortado y editado por camarógrafos, productores,
periodistas, editores y principalmente por empresarios que ven a las personas
como clientes y/o consumidores.
La cobertura que hizo Julio Bazán, periodista
del grupo Clarín, sobre los incidentes de Tinogasta, fue patética y vergonzosa.
Los bruscos movimientos de la cámara, la respiración entrecortada cuando
afirmaba a voz en cuello “en esos camiones va la muerte”, “esos camiones
transportan cianuro”, le daban un
dramatismo sólo comparable al legendario José de Zer y sus “informes especiales”.
Pero lo más criticable no fue la forma en que se presentaron los hechos, sino
la mentira a la que se apeló, Bajo la Alumbrera no utiliza cianuro, esos
camiones no transportaban cianuro. La policía que reprimía la protesta era
provincial, pero el zócalo de la pantalla decía Gendarmería.
La gobernadora electa de Catamarca
Lucía Corpacci expresó "preocupa la desinformación generada por algunos
medios nacionales", y enfatizó que "mejor que se informen porque el
agua no está contaminada y no se usa cianuro".
El profesor Mario Félix, investigador
principal de la Comisión de Investigaciones Científicas (CIC) bonaerense y
profesor titular de Química Inorgánica de la Facultad de Ciencias Exactas de la
Universidad Nacional de La Plata (UNLP), señaló la necesidad de “poner en
perspectiva” la industria de la minería a cielo abierto y desestimó los
cuestionamientos al uso del cianuro porque se trata de un elemento que “no
produce ningún problema” en la naturaleza.
También cuestionó los argumentos sobre
el uso del agua que requiere esta actividad y reveló que la demanda de una mina
“no supera a la de una finca para el riego de su producción”.
“La cantidad de agua que utilizan es
ínfima en relación a la que se utiliza para el riego”, expresó.
Pero sabemos que hay otras formas en
que la actividad minera puede resultar perjudicial para la salud de los
habitantes de las zonas linderas a la explotación. El polvillo resultante de
dinamitar las montañas está compuesto
por partículas invisibles, extremadamente livianas aunque se trate de
los elementos
químicos radioactivos que tienen mayor masa o “peso atómico”, comúnmente
conocidos como “metales pesados”. Al ser tan livianas, son arrastradas
fácilmente por el viento y podrían llegar a las zonas pobladas.
Sostenemos que hay muchas razones para
cuestionar la mega minería a cielo abierto, pero si para ello se miente y se
difama, se corre el riesgo de caer en el descrédito. Las organizaciones
ambientalistas no deberían hacer silencio ante la farsa montada por Canal 13,
que en su ofensiva permanente contra el gobierno nacional, quiere hacerlo lucir como principal
responsable de una situación que en realidad es parte de la herencia de la
década menemista.
En la estrategia utilizada por el
grupo Clarín contra el gobierno, no importa la naturaleza de la noticia, sino
cómo hacer para que salpique a la presidenta Cristina. Entre la parodia del robo “en vivo” que presentó Mauro Viale en
su programa y la angustiante cobertura que Julio Bazán hizo de los hechos de
Catamarca, hay una modalidad, un “modus operandi” que los asemeja, es la necesidad de recurrir al
engaño para así obtener el impacto esperado sobre los indefensos televidentes.
Cada vez somos más los que creemos que
es el momento de debatir, y las leyes que regulan la actividad minera también
deben ser debatidas. Esto es esencial para profundizar el proyecto de país que
votamos la mayoría de los argentinos. Pero debemos ser inteligentes, si
permitimos que la mentira sea argumento, si partimos de presupuestos falsos, el
final será el deseado por los poderes fácticos cuyos intereses van a contrapelo
del pueblo.