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martes, 1 de enero de 2013

1 de Enero de 1959



1 de Enero de 1959

Triunfa la Revolución Cubana. El presidente de Cuba, Fulgencio Batista, tuvo que huir del país frente a un avance implacable del “Ejército Rebelde” que estaba dirigido por un abogado de 32 años, Fidel Castro. A principios del mes de enero triunfa la “Revolución Cubana”. Millares de cubanos se echaron a las calles para celebrar el fin de la dictadura de Batista. En la capital, La Habana, se respiraba un aire de carnaval, las banderas cubanas cubrían los balcones y una muchedumbre se congregaba frente a la prisión del Príncipe esperando que los jueces del Tribunal Superior publicaran las órdenes de liberación de centenares de presos políticos.

Tras el triunfo de la revolución, se vivieron algunos momentos de caos en las calles de La Habana, al no haber ninguna autoridad responsable. La gente salió a las calles armadas con barras de acero y con el propósito de acabar con algunos de los símbolos del gobierno del dictador Fulgencio Batista, como las centenares de máquinas tragaperras de los casinos, que fueron destruidas.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Más de 7000 millones para financiar la producción






Por ALEJANDRO MALDONADO

Las políticas públicas que viene implementando el gobierno kirchnerista, de fortalecimiento de la pequeña y mediana industria, sustitución de  importaciones, creación de nuevos empleos y redistribución de la riqueza, modifican la estructura socioeconómica de nuestro pueblo. Algunos efectos están a la vista, el aumento del turismo en nuestro país, (con plazas hoteleras en expansión pero siempre colmadas) el incremento de la actividad comercial, el aumento del consumo energético o el enorme crecimiento del parque automotor (cada vez más argentinos se suben a su primer auto) son algunos ejemplos. Pero hay efectos no tan visibles, aunque de gran impacto en nuestra economía, uno de ellos es el fenomenal crecimiento del sector de las aseguradoras, éstas empresas vienen obteniendo ingresos que ya son récords históricos para el sector, pero éstos recursos se volcaban casi íntegramente a activos financieros o depósitos en moneda extranjera, recursos que no se utilizaban para mejorar la economía de los Argentinos. El gobierno, siguiendo el camino que nuestra presidenta caracterizó como “Sintonía Fina”, tomó nota de la situación y decidió modificarla.
El anuncio fue realizado por el ministro de Economía Hernán Lorenzino al hablar en el acto que encabezó la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, en el Museo del Bicentenario de la Casa de Gobierno, donde se lanzó un Plan Estratégico para el sector Seguros.
Las compañías aseguradoras deberán destinar entre el 5 y el 30 por ciento de su cartera de inversiones a fines productivos, la escala está relacionada con el tipo de seguros que cubren las distintas empresas (y su vinculación con el corto o el largo plazo). El ministro dijo  que las nuevas regulaciones tienen como objetivo que los recursos obtenidos por estas empresas sirvan para financiar proyectos productivos o de infraestructura. -“Se trata de seguir en el camino de regular al sector tras el crecimiento impresionante que ha tenido en los últimos años. Con más de 74.000 millones de pesos en la cartera de inversión de las aseguradoras, sólo 88 millones están invertidos en instrumentos que han financiado proyectos productivos o infraestructura; las aseguradoras deben redirigir una parte más importante de sus carteras de inversiones a proyectos de esta naturaleza y pasar a un mínimo de 7000 millones de pesos para mediados del año entrante”, expresó el titular del Palacio de Hacienda. También señaló que "estas son reformas estructurales para que los ahorros privados y públicos no sean volcados a la especulación sino a la economía real, única fuente de crecimiento sustentable y genuino". Modificar la ley que regula actualmente al mercado de capitales significa "mejorar el marco normativo que proviene de la dictadura".
De esta forma, se orienta la inversión de las aseguradoras, tras la medida de repatriación de capitales por cerca de 1.800 millones de dólares que tenían depositados en el exterior. Según consignó Eneas Collado, gerente general de San Cristóbal Seguros, las aseguradoras de Vida y Retiro poseen más de $ 26.000 millones en activos financieros. Las aseguradoras de Vida poseían, a fines de 2011, activos financieros por $ 4.778,6 millones (y el 41,2 % de dicha suma, unos $ 1.968,4 millones, en el exterior). Entre las aseguradoras de Retiro, las colocaciones totales eran de $ 21.661,5 millones (el 11,7%, $ 2.542 millones, estaban fuera del país). Esto permitiría que las aseguradoras realicen inversiones en proyectos como el financiamiento del plan de inversiones de YPF, que ronda los 37.200 millones de dólares en cinco años (y del que se prevé financiar un 20% en el mercado).
En su discurso, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner destacó, "Estamos con políticas públicas activas, a contramano de lo que está pasando en el mundo, con las políticas de ajuste, de achique", también expresó que "el crecimiento en América Latina y el Caribe se ha desacelerado por políticas contractivas implementadas por los países desarrollados. Lo dice el FMI, lo dijo en Tokio, recomienda (para mantener el crecimiento) reducir la expansión monetaria y restringir el consumo; mientras tanto, la Unión Europea duplicó su base monetaria, Estados Unidos la triplicó y el Reino Unido la cuadruplicó. Por eso nosotros no creemos en lo que nos dicen, porque hacen otra cosa", acotó la mandataria.
Estas  medidas avanzan hacia el objetivo de afianzar el proyecto de desarrollo con inclusión social, para no retornar a la Argentina del predominio del capital especulativo.
La exigencia a las empresas aseguradoras que alrededor del 12 % de sus ahorros sean orientados  a financiar proyectos productivos , en lugar del 0,16 % como ocurre actualmente, implica una concepción virtuosa sobre el destino que se le debe asignar a los  recursos disponibles en la economía de nuestro país.

martes, 23 de octubre de 2012

Las elites argentinas




Por Alejandro Maldonado

Durante muchas décadas el faro que orientaba a las elites argentinas fue Inglaterra. En el proceso de su decadencia, la mirada continuó dirigida a Europa, pero la presencia de Estados Unidos empezó a ocupar una centralidad cada vez mayor. Así fueron forjando su propia identidad, que es la de carecer de una definida, puesto que siempre están señalando experiencias de otros países como modelos exitosos en contraposición al modelo nacional y popular. Esa idealización de procesos del exterior, que con mínima rigurosidad analítica se sabe que son complejos y contradictorios, refleja la negación del establishment doméstico de constituirse en un factor dinámico del desarrollo nacional. Es una de las carencias de lo que el economista Aldo Ferrer denomina densidad nacional. Esta consiste, entre otras cuestiones, en “la integración de la sociedad, liderazgos con estrategias de acumulación de poder fundado en el dominio y la movilización de los recursos disponibles dentro del espacio nacional”. Pero las elites argentinas tienen una predilección por la fuga de capitales y, por lo tanto, para dirigir la mirada al exterior. Esto explica la permanente ponderación de la forma de organización económica de otros países. En estos últimos años, en un momento los elogios estuvieron concentrados en el Brasil de Lula, en otro en el Chile de Bachelet y ahora aún más en el del derechista Piñera. Hasta no hace mucho, antes del derrumbe de Wall Street, el modelo a imitar y envidiar era Irlanda y España, ambas economías que hoy están transitando una profunda crisis.
Las elites de la periferia han tenido una tendencia histórica a referenciarse en las de los países poderosos. Pero en países vecinos han logrado cierto grado de compromiso con el desafío de un desarrollo nacional, actuando como un factor dinámico de la economía. No se trata de un sector social homogéneo, tienen conductas e intereses contrapuestos que se reflejan en diversas líneas políticas, aunque con una base local relativamente sólida. Saben de sus limitaciones pero no actúan en forma destructiva y mucho menos en forma despectiva sobre su propio país. Lo opuesto es ejercido sin pudor por las elites argentinas, lo que quedó expresado en los cacerolazos que se realizaron en los últimos días.
Este tipo de comportamiento de las elites, que a lo largo de la historia han combatido cada intento de emprender un proyecto de desarrollo nacional, explica en gran parte la debilidad de la economía argentina. En el libro “Los senderos perdidos del desarrollo. Elite económica y restricciones al desarrollo en la Argentina”, Hugo Notcheff afirma que la elite económica argentina mantiene dos rasgos bien definidos: la sistemática búsqueda de cuasirrentas de privilegio y la adaptación a las ventajas generadas en el contexto externo. Las define como “el conjunto de empresarios individuales o de organizaciones empresarias de mayor peso económico y político, que moldean el sendero del resto de los agentes económicos”.
La identificación de las razones que explican el atraso relativo de ciertas naciones con respecto a otras brinda la oportunidad de comprender ciertos procesos político-económicos.
En ese libro el trabajo de Notcheff, uno de los intelectuales más lúcidos y comprometidos con los sectores populares, intenta explicar las dificultades que presenta la Argentina para conformar un patrón de desarrollo sostenido. Notcheff concluye que la economía argentina se corresponde con el tipo de economía de “adaptación tardía” a los cambios tecnológicos que se generan externamente. Entonces, las cuestiones relacionadas con las políticas de investigación científica y tecnológica no se encuentran en el centro de la agenda de “la elite económica”. Esta, sostiene, no compitió por la obtención de innovaciones tecnológicas, sino que, por el contrario, durante la mayor parte del siglo XX se protegió de la competencia a través de formación y consolidación de “monopolios no innovadores ni transitorios”. Este tipo de comportamiento (imitación tecnológica tardía y monopolios no innovadores) constituyó para la elite económica una “opción blanda”. La “dura” implicaba el riesgo propio de una conducta innovadora que procurara la obtención de cuasirrentas tecnológicas en base a la conformación de “monopolios innovadores y transitorios”.
El investigador de Flacso explica que desde el punto de vista de la economía en su conjunto, la opción blanda no permite iniciar un proceso de desarrollo sostenido, sino una sucesión de booms o burbujas que cuando se terminan dejan sólo unas “gotas” aisladas de capacidades tecnológicas que no permiten iniciar un nuevo ciclo de desarrollo. Esto conduce, ilustra Notcheff, a un menor crecimiento del ingreso en el largo plazo porque “la intensidad de los factores que sostienen el crecimiento es débil”.
Un factor interesante del actual proceso económico y social es que provoca un enfrentamiento con el accionar tradicional de la elite argentina, lo que brinda elementos para analizar las protestas de esos sectores. También es cierto que las características estructurales de las elites se van modificando a lo largo del tiempo “como resultado del comportamiento seguido por las empresas y/o actores sociales que la integran y como consecuencia del contexto operativo generado por la intervención económica estatal”. Hoy se está en presencia de esa tensión, entre los objetivos de desarrollo científico y tecnológico, planteados por la presidenta Cristina Fernandez de Kirchner o  la consolidación de las conductas históricas de las elites vernáculas.